La Semana Santa. Esa bendita fiesta que tanto nos une, o últimamente, a muchos, tanto nos separa. Me gusta denominarla como un “derbi eterno”. Sí, has leído bien. Como si fuera un Betis-Sevilla en toda regla. Una competición constante en búsqueda del mejor, que se ha visto totalmente alterada por esa palabra tan bonita, y a la vez tan directa: Fanatismo.
Lo que debería ser un partido amistoso se ha convertido en una competición feroz. Cada grupo se enfrasca en una lucha por el título de “mejor equipo”. Y no solo eso. Cada hermano compite por el MVP.
Las hermandades, que deberían ser el despliegue armonioso de la devoción, se transforman en demostraciones de poder y superioridad, donde cada “equipo” intenta anotar más goles de popularidad y reconocimiento que los demás.
Multitud de cofrades, como jugadores en el campo, se olvidan de que están todos en el mismo “equipo”. En vez de pasar el balón entre ellos, buscan el lucimiento personal, intentando ser la estrella del partido. El afán de protagonismo se convierte en el árbitro que dicta las reglas del juego, desplazando la verdadera esencia de la Semana Santa. Unión, convivencia y fe.
La competitividad entre las hermandades es como una falta constante en este partido. Cada entrada dura, cada comentario de desprecio entre cofrades, es como recibir una tarjeta roja. Sin embargo, esta tarjeta roja funciona de manera inversa: no penaliza al infractor, sino que hiere al destinatario del comentario. Y estos comentarios no solo hieren, sino que socavan la moral y la fe, robando la chispa que hace especial la Semana Santa y alejando a los cofrades de su verdadero propósito.
Es hora de recordar que en este gran partido de la vida, el verdadero ganador no es el que más destaca, sino el que más une. Y las hermandades me enseñaron que están para eso. Ayudar al que lo necesite y fomentar la Fe por cada rincón del mundo, ya que esto no se trata de competir por ser el mejor, sino de vivir con humildad, sabiendo que TODOS estamos en el mismo camino. Aunque ya algunos se hayan “autoborrado” de la convocatoria.
