Crónica de Carlos Bellido. Galería fotográfica de Jesús Povea
Suele decirse, cuando alguien se va, que siempre brillará en el cielo, pero Quiterio brillará siempre en la pata de la parihuela de la Virgen de los Dolores, en el resplandor de su mirada y en el cariño de los corazones de su famiia: «Esta va por tí» se oía desde abajo de los pasos de Jesús Nazareno y la Virgen de los Dolores momentos antes de que diesen las 6 de la mañana, al alba, y que ambos pasos procesionales saliesen a Osuna regalar momentos de fe y verdad a todas las personas que los esperaban.
La mañana del Viernes Santo en Osuna es especial, tanto que hasta el torero Espartaco no se la quiso perder en la calle San Pedro, tan especial como que es capaz de reunir a gente foránea con gente residente en la Villa Ducal y que todos entonen un Ave María en la explanada de la Colegiata al son de Encarnación Coronada.
La imagen de Jesús Nazareno, a la cual acompañaría la AM Nuestra Señora de Valme de Dos Hermanas, lucía desde hace unos días una nueva túnica donada por un hermano que se vería espléndida, y en su máximo apogeo, en la Calle San Pedro con el son de los 32 costaleros sobre los pies y reflejando el sol en el textil. La Virgen de los Dolores fue acompañada por la BM Villa de Osuna y este año no contó con ningún estreno.
La primera levantá, desde el altar mayor, de Jesús Nazareno fue por la Hermandad de los Dolores y de la Quinta Angustia, así también como la levantá de la Virgen de los Dolores, bajo rezos del Ave María y vivas mientras salían de la Parroquia de La Victoria y sonaba la tradicional marcha La Madrugá. Poco a poco y paso a paso iban avanzando varios pasos hasta el momento de la llegada al Casino, donde los 64 costaleros reponen fuerzas para subir, en una sola chicotá de 1 hora de duración, hasta el Golgota de Osuna, la explanada de la Insigne Iglesia Colegial.
Perdona a tu Pueblo, Alma de Dios, entre otras marchas son las más habituales que suenan tras Nuestro Padre Jesús Nazareno, quien fue comandado por Jesús Plaza y Manuel Chavarría, así como también sonaba la marcha Triana, de Félix de Carboneras, en la explanada de la Colegiata para la Virgen de los Dolores y Al Cielo la Reina de Triana para culminar una subida sublime y llena de momentos anhelados.
Momentos destacados de ambas Hermandades son la llegada a la Plaza Mayor, donde el pueblo vuelve a recibir a Nuestro Padre Jesús y donde la lluvia caía, en forma de pétalos, sobre la Virgen de los Dolores con la marcha El Día del Señor, marcha que ha llegado para quedarse en muchos repertorios de Hermandades. Otro de los momentos que no se puede dejar pasar es la revirá que todos los pasos han estado realizando a los usuarios de la Residencia Virgen de Belén en la calle Sevilla y que estas Hermandades también realizarían en sus respectivas Estaciones de Penitencia.
Tras sus pasos por calle Sevilla, Cristo y San Pedro, ambas Hermandades ponían sus cruces de guía a las horas establecidas en el interior de la Parroquia de Ntra. Sra. de La Victoria para así finalizar la Estación de Penitencia, con la que se culminaría la mañana de Viernes Santo en Osuna. Una mañana de Viernes Santo con tintes agridulces, puesto que no se borraba de la mente la marcha de Quiterio, pero que se pudo disfrutar llena de colores al estar, en todo momento, el sol iluminando la cara, las manos, el manto, la túnica, las flores, la cera… de las dos imágenes titulares que más devoción derraman en la Villa Ducal.