Aclaración del historiador, Antonio Morón, sobre nuestro juego realizado en redes sociales y los pasos alegóricos
La web El Estandarte planteaba en su perfil de Instagram un concurso con preguntas sobre la Semana Santa de Osuna. A una de ellas, ¿cuántos pasos alegóricos procesionan?, respondían que dos: el Triunfo de la Santa Cruz y el del Dulce Nombre de Jesús. Le comentaba a Carlos Bellido que la respuesta era incorrecta pues solo es una alegoría el primero, popularmente conocido como “la Canina”.
El diccionario de la RAE define alegoría, en su primera acepción, como “Ficción en virtud de la cual un relato o una imagen representan o significan otra cosa diferente”. En efecto, la presencia en el paso del Triunfo de la Santa Cruz de la cruz con el sudario y las escaleras apoyadas, la serpiente enroscada en ella con la manzana en la boca, el globo terráqueo donde se sienta el esqueleto cabizbajo mientras sostiene una guadaña y la cartela con la inscripción “O mors, ero mors tua”, son elementos que representan una metáfora. Esta deja a un lado el sentido denotativo de los mismos (la cruz donde murió Jesús, las sábanas y las escaleras con las que se bajó su cuerpo, etc.), para representar una idea diferente a lo que se está viendo: la muerte figurada en el esqueleto y el pecado original en la serpiente con la manzana que dio a comer a Adán y Eva son vencidas por la de Jesús, quién resucitará a los tres días, de modo que la cruz no será un instrumento de martirio sino de salvación. Así, cobra su significado la frase “O mors (Oh muerte, aludiendo al esqueleto que está cabizbajo porque va a ser derrotado), ero mors tua” (seré tu muerte) pues esa es la finalidad de la Pasión y Muerte de Cristo: el pecado y la muerte no dominarán la Tierra sino el amor al prójimo llevado hasta el extremo en la entrega de Jesucristo.
Por su parte, la histórica Hermandad del Dulce Nombre de Jesús venera una escultura de Jesús niño atribuida a Gabriel de Astorga. Su advocación proviene de Filipenses 2.9-11: “Por eso Dios lo exaltó y le dio el Nombre que está sobre todo nombre, para que al nombre de Jesús, se doble toda rodilla en el cielo, en la tierra y en los abismos…” Puede corresponderse con diversas iconografías: en Archidona o Málaga está cargando con la cruz camino del Calvario; como titular triunfante de una hermandad de gloria, en el caso del Niño Jesús que porta en su brazo la Virgen de la Salud de la parroquia de San Isidoro de Sevilla; y en Osuna y Estepa representa el momento en que Jesús se pierde en Jerusalén durante tres días (Lucas 2, 41-47). En nuestra villa, se muestra en edad infantil y actitud dialogante bajo un vistoso templete historicista, de estilo neogótico, que simula la sinagoga de Jerusalén. En este paso se narra un pasaje concreto y está representado tal cual. No existe ninguna metáfora como en el paso del Triunfo de la Santa Cruz, anteriormente descrito, y todos sus elementos mantienen su sentido denotativo.
Por último, en el presente 2022 la Hermandad de la Vera Cruz ha introducido en su segundo paso una valiosa y antigua escultura de un niño al pie de su Crucificado. Se trata de una alegoría del alma cristiana que contempla el dolor y sufrimiento de Cristo, sintiéndolo como suyo, pues fue el hombre su causante (léase Moreno de Soto, Pedro Jaime: “Una alegoría del alma bienaventurada o Cristo contemplado por el alma cristiana: la nueva imagen de la Vera Cruz”, en Semana Santa y Glorias de Osuna, 2022, pp. 48-50). Este sí supone un segundo elemento alegórico en nuestra Semana Santa, que no el paso completo, pues el Cristo de la Vera Cruz mantiene su carácter narrativo.
Espero que estas líneas hayan ayudado a dilucidar los elementos alegóricos de nuestra Semana Santa de los que no lo son, constituyendo estos tres ejemplos, en cualquiera de los casos, bastiones imprescindibles que singularizan nuestra fiesta mayor.
Antonio Morón
Licenciado en Historia