Crónica y galería fotográfica de la salida procesional de la Hermandad del Dulce Nombre durante el Domingo de Ramos
Los rayos de sol iluminaban los naranjos de la Plaza Rodríguez Marín mientras el solano ursaonés rociaba las flores de azahar por el suelo de las puertas de Santo Domingo. El aire se empeñaba en deslucir una estación de penitencia tan esperada por la Hermandad y por el cofrade ursaonés, pero ni este pudo con el Dulce Nombre de Jesús.
La Hermandad «arriera» ansiaba poder atravesar el dintel de Santo Domingo aunque el reloj se resistía a marcar las 17:00 horas. Una plaza abarrotada rompía en aplausos cuando las puertas del templo dominico se abrían y la Cruz de Guía encaraba la salida. El Dulce Nombre de Jesús portado por 28 jóvenes costaleros comenzaba su recorrido a sones de la marcha Orando al Padre, interpretada de manera sublime por la almeriense Agrupación Musical de Ntra. Sra. del Mar de Huércal de Almería.
El paso del «Niño» proseguía en su andar mientras el Señor, estrenando mantolín, cruzaba el dintel de la iglesia en un paso con una canastilla totalmente tallada, y teniendo la impresión del tremendo crucero que se nos avecina. «El Maestro» sonaba cuando La Borriquita ya estaba en la calle y comenzaba su primera revirá. La cara de Ntra. Sra. y Madre de los Desamparados colmada de alegría era recibida con Estrella Sublime. Sublime también ha sido la interpretación que ha realizado la Banda de Música Villa de Osuna tras el palio. Un palio repleto de flores y con una vara con un crespón negro, en honor al que fuera Hermano Mayor de la Hermandad, Manuel Pérez Brenes.
Avanzaban los tres pasos por Carrera Oficial y llegaban a las angostas calles del casco histórico como son Compañía y Gordillo para desembocar en Cristo. Cuando el sol no era capaz de aguantar ni una chicotá más, los costaleros de la Virgen se marcaban 25 minutos de ésta, recorriendo la siempre costosa calle San Pedro sin arriar el paso ni una sola vez. Además de tan dura tarea tuvieron que sortear un vehículo estacionado al final de la calle, previamente avisado por la Hermandad.
Se acercaba el final de una increíble tarde-noche y a pesar del mal tiempo y la siempre falta de respeto del público pasando por medio del cortejo sosteniendo copas rellenas de agua con misterio y botellines de cerveza, y la ausencia de silencio ante el paso de las Sagradas Imágenes, la turba esperaba a la Hermandad que se hacía de rogar. Una vez recogidos los dos primeros pasos con las marchas «Cantemos al Amor de los Amores» al Dulce Nombre y «Ave María» a La Borriquita, Nuestra Señora y Madre de los Desamparados entraba a sones de «Hossana in Excelsis» tras una magistral saeta ejecutada por Eduardo Rodríguez.
Osuna ha vivido un Domingo de Ramos para la historia, un domingo en el que las emociones volvieron a palparse en el ambiente y con el recuerdo de los que ya no están, más presente que nunca.
Fotos: Francisco Segovia