IN MEMORIAM, D. Manuel J. Pérez Brenes, el número uno

Artículo de José Antonio Herrera Bejarano

Fue la primera vez que entré como miembro de la Hermandad del Dulce Nombre en la antigua iglesia de Santo Domingo, oscura y fría por dentro, a pesar del sol radiante fuera en la plaza del Bacalao aquel Domingo de Ramos, mi primer Domingo de Ramos.

Puertas abiertas en la Iglesia de Santo Domingo y Cruz de guía bajo el dintel y junto a esa Cruz de guía organizando a los primeros nazarenos de Capillo rojo y Túnica blanca, estaba Manolín, un ir y venir de un lado para otro para que todo saliera a la perfección ese Domingo de Ramos.

Manuel J. Pérez Brenes, Manolín Brenes como todos lo conocíamos, era el número UNO de la Hermandad, era el Hermano Mayor por aquellos días de 1978, de la Hermandad del Dulce Nombre de Jesús, Entrada Triunfal de Jesús en Jerusalén y Ntra. Sra. Y Madre de los Desamparados. 

Era la cabeza visible de la Hermandad y lo fue desde 1974 hasta 1980 como Hermano Mayor en una primera etapa y posteriormente lo vuelve a ser desde 1989 hasta el 20 de Noviembre de 1992. Además, ejerció las funciones de Secretario desde el 27 de Diciembre de 1992 hasta el año 2000.

Siempre trabajando con gran dedicación y gran esfuerzo todos los días del año como el gran cofrade que era y como hombre de Iglesia y profundo creyente comprometido.

 Además, en 1982 fue nombrado Primer Presidente del Consejo General de Hermandades y Cofradías de Osuna, tras su reorganización, cargo que ejerció hasta 1985.

Hombre comprometido con su Hermandad desde el primer día, luchando, trabajando incansablemente y dando el impulso necesario que necesitaba en estos primeros años tras la refundación, y que gracias a su trabajo y al de un grupo de jóvenes de aquellos años, hoy la conocemos tal como se presenta cada tarde de Domingo de Ramos por las calles de Osuna.

En su Hermandad del Dulce Nombre, ocupaba el número UNO en la nómina de Hermanos hasta este mes de noviembre de 2021

Manolín era un hombre íntegro, sencillo, humano, servicial, humilde, firme, flexible, y cariñoso con todos los que le rodeábamos. Sus amigos más cercanos le llamaban Manolín, Manolín Brenes, ya que perdió su primer apellido, Pérez, en estos menesteres, cosa que yo también sé por experiencia que a veces no agrada demasiado, aunque se acepta con los años.

Su perdida deja indudablemente un gran vacío en esta Hermandad, sin embargo, su mano y su obra permanecerán ya para siempre en nuestro patrimonio, del mismo modo que su huella perdurará en nuestro recuerdo cada vez que nos acerquemos a rezar a la Capilla de Nuestros Sagrados Titulares o cuando su Cruz de Guía atraviese la puerta de la Parroquia de Santo Domingo en la tarde de cada Domingo de Ramos. 

No cabe duda que desde el cielo seguirá acompañando a la Hermandad del Dulce Nombre por las calles de Osuna. Sirvan estas líneas para homenajear la figura de este gran cofrade, pero por encima de todo, la gran talla de un buen hombre, que quizás sea el más importante que podamos darle, sirvan también para tratar de trasmitir un poco de consuelo a su familia, pedimos a Nuestra Señora y Madre de los Desamparados, al Señor en su Entrada Triunfal en Jerusalén y al Dulcísimo Nombre de Jesús, que intercedan por él ante el Señor para que siga siendo Manolín.

Manuel J. Pérez Brenes el número UNO de la Hermandad del Dulce Nombre. 

Descanse en la Paz del Señor.