Los autores, Pedro Selva y Carlos del Pino, han ilustrado como imagen protagonista al Santo Ecce Homo del Portal
La Hermandad de la Veracruz tuvo una cita especial el pasado sábado, ya que se dio a conocer los carteles del Viacrucis de las Hermandades, la estampa y la papeleta de sitio, y además, el cartel del 475 aniversario de las primeras reglas de la Hermandad. En todas ellas, el protagonista es el Cristo Cautivo, titular de la Hermandad y quien procesionará por las calles de Osuna en el citado Viacrucis.
CARTEL DEL VIACRUCIS DE LAS HERMANDADES
El cartel del Viacrucis de las Hermandades estuvo a cargo del ursaonense Pedro Selva Bejarano, quien ha plasmado al Santo Ecce Homo del Portal en un cartel impactante y lleno de vida que ha asombrado muy positivamente al espectador. El cartel está realizado con tizas, pastel y pintado en su mayoría con las manos.
En el cartel anunciador el autor ha sabido codificar, revitalizada, la retórica barroca, al interpretarla, bajo el foto del simbolismo, con nuevos moldes. El resultado es el de una obra con un sugerente discurso que atrapa con escenas de inquietante dramatismo, belleza y sensualidad. En ella lo profano, la mitología se funden con la tradición cristiana, sin que disuenen elementos tan dispares. En resumen podríamos decir que actualizó el drama de la Pasión.
En cuanto al sentido de la composición, en su vertiente simbólica, la clave viene dada por el texto de San Juan que circunda el nimbo que ilumina el rostro de Cristo: “La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella”. En la parte baja de la composición nos encontramos con un caótico conglomerado de figuras misteriosas, que transitan entre la luz y la sombra. Las serpientes como representativas del pecado, el pesado de las almas en la balanza, o el astrolabio, antiguo instrumento astronómico que permitía determinar la posición y altura de las estrellas sobre el cielo, que alegoriza la vanidad del hombre en su deseo por controlar el mundo exterior, de poner los astros en sus manos, de ocupar el lugar de Dios. En el caos especial protagonismo tienen los jinetes del Apocalipsis que se precipitan al vacío. En este caso aparecen tres: el rojo (guerra), el negro (hambre) y el bayo (muerte/epidemia), representado con la osamenta del animal y el esqueleto del jinete. No aparece el cuarto, el blanco, el que irradia luz, que se ha considerado un símbolo de los Evangelios, el Cristianismo, la Iglesia y el propio Cristo. Es por ello que no aparece, porque se vincula con la presencia en la composición de la imagen de Nuestro Padre Jesús Cautivo. También se ha querido ver en él la manifestación de la Esperanza que triunfa sobre los otros tres jinetes, precisamente la advocación de la imagen titular mariana de la cofradía crucera.
Como elemento articulador de la composición, en el fondo se recreó el velo de tinieblas o velo del templo. El significado del velo contaba con una larga tradición en el mundo hebreo desde el Antiguo Testamento. Separaba el Lugar Santo del Lugar Santísimo, donde se encontraba el propiciatorio sobre el Arca del Testimonio. Aquel espacio estaba cerrado a todos. A nadie se le permitía pasar, más allá del velo, a la presencia de Dios, excepto al sumo sacerdote. El velo venía a simbolizar la barrera entre Dios y los seres humanos. Según describen los Evangelios, a la muerte de Jesús se produjo un eclipse de sol, que cubrió a la tierra de una gran oscuridad. En el instante en el que Cristo expiró la tierra tembló, las piedras se hendieron y el velo del templo se rasgó en dos. De manera que al desgarrarse el velo sagrado del templo con la muerte expiatoria de Cristo se disiparon las tinieblas y se abrió el acceso de todos al Santo de los Santos, a la “Morada” de Dios. A partir de entonces el camino estaba abierto para que todos los hombres pudieran acceder al Trono de la Gracia. En el cartel anunciador el velo además preludia la inminente Pasión de Jesucristo. Para su elaboración el autor se ha inspirado en las características policromías y estofados del escultor del Santo Ecce Homo, el malagueño Fernando Ortiz, con esos característicos tonos azules y los refinados motivos de inspiración oriental tan propios del universo creativo del artista y el preciosismo rococó de la estética de la segunda mitad del siglo XVIII.
ESTAMPA DEL VIACRUCIS
El Viacrucis, que está coorganizado por el Consejo General de Hermandades y Cofradías de la Villa de Osuna y, este año, por la Hermandad de la Veracruz, también tendrá una papeleta de sitio especial y una estampa del citado día, ambas también pintadas por el hermano de la Hermandad de la Veracruz, Pedro Selva.
Realizada en técnica mixta, presenta una imagen frontal del conmovedor rostro del Señor del Portal. Estilísticamente el autor transita en la más arraigada tradición de barroco claroscurista que en Osuna tiene una paradigmática representación en los cuadros de José de Ribera, que precisamente fueron el cauce primero de entrada en Andalucía del tenebrismo naturalista de Caravagio desde la ciudad de Nápoles. En la obra la luz incide sin matices, acentuando los volúmenes de la imagen. La luz y la sombra ordenan el espacio de manera radical, sin transiciones.
PAPELETA DE SITIO
Realizada en técnica digital por Pedro Selva, en este caso en la media faz del Señor Cautivo la que nos interpela en un estilo novedoso y transgresor. La estampa se inunda de tonalidades verdosas como recurrencia al color corporativo de la cofradía, con efectos acuosos muy vistosos de reminiscencias marmóreas.
CARTEL DEL 475 ANIVERSARIO DE LAS PRIMERAS REGLAS FUNDACIONALES
El almeriense Carlos del Pino Martínez ha realizado el cartel del 475 aniversario de las primeras reglas fundacionales de la Hermandad. Carlos es natural de Almería y estudia Bellas Artes en la Universidad de Granada desde el curso 2021. Ha realizado varios cursos de acuarelas en Guadix, ciudad natal de su madre a la que tiene tanto apego. Amante de la Semana Santa y del Arte, es miembro muy activo de la Hermandad de la Santa Cena y de los Estudiantes de su ciudad.
Realizado en técnica mixta, el protagonismo de la obra es el Señor Cautivo. Se encuentra ligeramente desplazado hacia la izquierda, dirigiendo su mirada hacia un espacio que permite respirar a la composición. La pintura se ha aplicado de forma explícita, pudiéndose apreciar las pinceladas y la superposición de colores. Todo ello se hace con el propósito de explorar un universo de riqueza cromática oculto tras los tonos que ya presenta en sí misma la policromía de esta imagen, no queriendo ser por lo tanto totalmente fiel a lo que vemos a simple vista yendo más allá de la experiencia visual primera.
En cuanto al fondo, su intenso rosa flúor aparece en ocasiones en la figura del Cristo apoyando aún más si cabe los fines anteriores. El resto del espacio ha sido trabajado con tonalidades rosáceas y moradas que crean una rica variedad tonal. Además, el autor querido introducir un nuevo elemento no tan común en el ámbito pictórico como es la cera, aplicada en este caso directamente desde un cirio. Al aplicarse sobre el fondo, y con sus correspondientes capas de pintura encima, ha contribuido a aumentar la riqueza tonal y obtener una superficie menos plana. Esto surge a raíz de un proyecto académico en el que el artista estudió la posibilidad de integración de materiales y procesos propios de la liturgia y el arte religioso en la práctica pictórica contemporánea.
El cartel se completa con un texto claro y sencillo, que muestra la fecha de fundación y de aprobación de las primeras reglas de esta hermandad. Necesariamente se introduce el color verde característico de esta corporación, que, en este caso, también alude a Nuestra Señora de la Esperanza.