Recuperamos esta edición de preguntas «random» donde queremos conocer a la persona más que a la cofrade que hay en su interior
Una mujer sencilla, amable y con una cara que refleja bondad, cercanía y nobleza. Una persona que derrocha felicidad y, sobre todo, como ella dice en el interior de la entrevista, amor. Así podemos definir en esta primera toma de contacto a Mari Carmen Montero, la pregonera de la Semana Santa de Osuna 2024, quien fue designada por el Consejo el pasado 16 de julio, día que coincide con su onomástica.
– Si pudieras tomar un café con una persona ilustre y famosa, ¿con quién sería y por qué?
Si pudiera, cambiaría ese privilegio por tomar un café con una de las personas más importantes en mi vida y que se marchó hace años: Mi tata.
Después de muchos besos y abrazos, de decirle lo que la echo de menos, le contaría todo lo que me ha pasado en la vida desde que se fue y le diría que voy a pregonar la Semana Santa de Osuna desde la Colegiata. Ella se casó allí y siempre lo recordaba con mucho cariño. Me contaba vivencias muy bonitas. Se pondría muy contenta y yo más de estar a su lado.
– ¿Qué cambiarías de la actual sociedad?
La desigualdad. De todo tipo. Todos somos hijos de Dios y debemos respetarlo y respetarnos.
– ¿Qué recuperarías de la Semana Santa de tu infancia?
La ilusión de un niño. Verla desde la perspectiva de la inocencia y disfrutarla siempre como si fuese la primera vez.
Volver a vivirla junto a mi hermano, de la mano de mis padres y encontrarnos con mis tíos y primos. Me encantaba estar con mis primas.
Cuando de pequeños mi hermano y yo, estábamos acostados el Viernes Santo por la mañana y escuchábamos cómo mis padres junto a mi tata llegaban de ver salir a Jesús y a la Virgen de los Dolores. Luego, nos arreglábamos para ir todos a verlos.
– ¿Qué rincón para ver cofradías recomendarías?
Si hablamos de mi hermandad, Jesús Caído, sin duda en la plaza de la Merced y en la calle Hornillos.
Si hablamos en general, para mí cada una tiene su rincón especial. Me gusta ver a las cofradías de vuelta a casa cuando ya llevan la cera gastada.
La Virgen de los Desamparados por la calle San Pedro, aunque este año, el verdadero pellizco me lo dio entrando en la calle Compañía.
El martes Santo trato de no perderme su paso por la calle Tía Mariquita.
A la hermandad de Ntra. Sra. del Rosario de Fátima será un privilegio poder verla por cualquier lugar estrenando recorrido.
La bajada por la Cuesta de los Cipreses del Cristo de la Misericordia cuando la luna viene a rezarle. Espectacular.
El Jueves Santo. Recuerdo con cariño de mi infancia, la entrada de la Hermandad de la Humildad y Paciencia.
El Viernes Santo por la mañana. Aunque la subida a la Colegiata es impresionante, a mí me gusta ver a Ntro. Padre Jesús Nazareno y a Ntra. Madre de los Dolores subiendo la calle San Pedro y la entrada.
Me gusta ver a la Virgen de las Angustias y a la hermandad de la Pax pasando el arco de la calle Hornillos.
La hermandad del Santo entierro me impresiona cuando pasa por carrera oficial y el palquillo está vacío.
– ¿Qué tradiciones cofrades familiares recuerdas?
Ir el Domingo de Ramos a misa, después almorzar en casa. El olor a incienso, la comida típica de Semana Santa: Ensaladilla, repapalillas, bacalao, potaje, las torrijas….
El arroz con leche, siempre el Jueves Santo antes de vestirme de nazareno, mientras vemos alguna película de Jesús de Nazaret.
Y por supuesto, la vigilia. Nos la inculcó mi madre desde que mi hermano y yo éramos pequeños.
El Domingo de Ramos y el Jueves Santo era muy esperado en casa. Ambos días me vestía de penitente con mi prima Consuelo, nos llevaban mis padres. Recuerdo cómo antes de salir nos compraban una tartita de mantequilla de fresa, hoy en día, sigue siendo mi dulce preferido. Siempre acompañábamos a la “borriquita” porque éramos pequeñas para llevar cirio. El Jueves Santo, salíamos con la Hermandad de la Humildad, mi tío Luis era costalero de la Virgen de la Soledad y nosotras la acompañábamos. En esa Estación de Penitencia llevábamos cirio, y un año, obviamente sin querer, le quemé la túnica que iba estrenando mi prima, aún me lo está recordando.
Todos los Domingo de Ramos y los Viernes Santo almuerzo en casa con la familia. El Jueves Santo es muy importante, es nuestro gran día. Sale mi hermandad, Jesús Caído, pero ese día con los nervios y las ganas de que llegue la hora de marchar hacia la iglesia, poco cabe en el estómago, de ahí que mi madre me convenza con el arroz con leche.
– ¿Qué recuerdas de los amigos de la infancia? ¿Los sigues manteniendo? ¿Son lo más importante?
Los Domingos de Ramos íbamos a misa. A Santo Domingo. Éramos seis amigas, siempre juntas: Isa, Loli, Antonia y tres Mari Carmen. Ese día, había que estrenar alguna ropa. Después de misa, decíamos que ya no era hora, pero terminábamos convenciéndonos y nos comíamos un helado de los valencianos y de vuelta a casa.
Por la tarde, volvíamos a salir, era un día precioso, veíamos una y otra vez los pasos de la Hermandad del Dulce Nombre.
Con el tiempo y debido a los estudios, trabajo, hermandad, … los amigos han ido cambiando, pero tengo buen trato con todos. Aunque son ellas, mis amigas de la infancia, las que guardo con más cariño en mi corazón y con las que tengo los recuerdos más bonitos. Todos los Domingos de Ramos me acuerdo de ellas en Santo Domingo.
Sí. Sigo teniendo contacto con ellas y son muy importantes en mi vida. Todas me felicitaron en el día de mi santo y por mi designación.
– ¿Cuáles consideras que son sus virtudes?
Veo más mis defectos que mis virtudes, pero trato de ser perseverante en lo que me propongo, respetuosa y agradecida.
– ¿Qué consejo le darías a alguien que viniera por primera vez a la Semana Santa de Osuna?
Que se deje llevar por el encanto de nuestro pueblo y aún más en nuestra Semana Grande, que es cuando Osuna se viste de gala y luce estampas incomparables.
Embelesarse con sus cofradías en cada rincón, en cada plaza y calle monumental y señorial admirando desde cerca sus Imágenes. Y cómo no, reponer fuerzas degustando la magnífica gastronomía ursaonense.
– Menciónanos 3 cosas que te hagan feliz
Mi familia: El pilar de mi vida. Mi apoyo constante.
Mi trabajo: Gratificante. El conocer a jóvenes inexpertos, poder enseñarles y después de algunos años, verlos convertidos en graduados con todo un futuro por delante.
El amor: Imprescindible. Sin amor no podría ser feliz.
- Y 3 cosas que te pongan tristes
El maltrato y abandono, ya sea a personas o animales.
La injusticia en todos los ámbitos de la vida.
Cuando una hermandad no puede realizar su Estación de Penitencia.
– Dinos también 3 cosas que te gusten de nuestra Semana Santa
Lo majestuosas que están las calles y casas de nuestro pueblo engalanadas y en especial, me encanta ver una palma colgada en un balcón.
Cuando los costaleros se ponen la faja y rezan delante de sus imágenes antes de sentir las almohadillas.
El momento íntimo de ponerme la túnica, llegar a Santo Domingo y ver la cara de mis imágenes resplandecientes por la luz de las velas ya encendidas. Ha llegado el momento más esperado. Es la hora.
– Y 3 cosas que haya que mejorar.
Echo de menos el silencio al paso de las cofradías y el respeto a los cortejos procesionales. Que procuremos no interferir en el desarrollo de la procesión desde la cruz de guía hasta el último músico que forma en cortejo.
Me encantaría ver a mujeres de mantilla el Jueves Santo visitando Sagrarios y viendo las cofradías de luto riguroso. Daría aún más sentido a nuestra Semana Santa. Osuna, está de luto por la muerte del Señor.
Acoger a los jóvenes en las hermandades. Inculcarles el respeto por las imágenes y contar con ellos para lo importante, que toquen, sientan y vivan a sus Imágenes. Eso ya les dará el pellizco para quedarse. Son el futuro de nuestra Semana Santa y hay que mimarlos. Si disfrutan de lo bello, el trabajar por Ellos vendrá solo.
Los jóvenes, por su parte, deberían escuchar y aprender de los mayores y respetar las tradiciones y el trabajo ya hecho.
– Si pudieras volver al pasado, ¿qué cambiarías?
Hubiera hecho todo lo posible porque Ntro. Padre Jesús Caído y Ntra. Sra. y Madre de los Dolores no hubiesen perdido su casa. Es un sueño constante en mi cabeza: Volver a verlos salir de la iglesia de la Merced y escuchar de nuevo a tantas buenas personas que ya nos han dejado de mi hermandad.
– Cuando llega la noche y te acuestas en la cama, ¿de qué te sientes satisfecha?
Normalmente pienso en lo que no he hecho, en lo que me queda por hacer o en lo que me ha salido mal.
Rezo y le doy gracias a Dios por ese día, por mi familia y por los amigos que tengo.
– Si un pregón fuese pagado, ¿cuánto cobrarías?
No creo que alguien pagase nada por mi pregón, jajaja.
Pero lo que tengo claro es que no cobraría. No podría cobrar por tener el privilegio de contar a los ursaonenses mi Semana Santa.
Carlos Bellido García