Crónica de Carlos Bellido y galería fotográfica de la madrugá de Osuna
«Corre, que llegamos tarde para ver al amor de los amores», era la primera frase que oí cuando salí de casa a las 4:30 h, en busca de la iglesia de La Victoria con el único fin que el de llenarme de amor por Jesús Nazareno y la Virgen de los Dolores, punto álgido de la Semana Santa de Osuna.
Se estremecía el cielo, se abrían los corazones y se enjundiaba el alma, pues eran más de 2 años sin conocer la Madrugá, tal y como la conocemos y más de 4 años sin que ambas imágenes del Viernes Santo no subieran a la Colegiata, pues bien en 2019 y en 2018 la inclemencia meteorológica fastidió este hito ursaonense. Pero este año sí, este año era el nuestro, el que vivimos siempre, el que conocemos y recordaremos, pues además de volver a manifestar nuestra vivencia de fe cristiana más popular, era el año de los abrazos, de las gracias, de pedir, de soñar despiertos… era el año del SI.
Las puertas de la Victoria se abrían, puntualmente a las 6:00 h, para que la Hdad. de Jesús Nazareno iniciase un cortejo a la altura de sus expectativas. Un rio de nazarenos iban surcando el mar de gente que esperaban la salida inminente de Nuestro Padre Jesús y entre vítores, alegría, palmas y lágrimas este hecho se consumió, y se disfrutó. Tras él, María Santísima, imagen que represente la bella imagen de los Dolores. Una imagen que encoge el sentimiento de toda aquella persona que la mira, pues es tal su tristeza al ver perder a su Hijo, que es inevitable recogernos en su mirada. ¡Cuánto dolor hay en tus siete puñales, Madre!
La subida al Gólgota de Osuna, la Colegiata, se fue dando sin problemas ninguno, es más se murmuraba entre los cofrades de las aceras «es el mejor año que han subido», «de 10, que buena la subida de los dos y que bonita». Este que escribe no sabe si fue la más bonita, la mejor o más perfecta, lo que si sabe que lo que vivió fue histórico y digno de vivir de por vida, pues los sentimientos son tan únicos que cada uno se los llevará a su terreno para explotarlos en felicidad cuando los recuerde.
Con excelencia en los exornos florales de ambos pasos, la AM Ntra. Sra. de Valme de Dos Hermanas en Jesús Nazareno y la Banda de Música Villa de Osuna en la Virgen de los Dolores, ambas Hermandades pasaban por carrera oficial, con algo de más retraso de lo esperado, y con un pueblo volcado. A la calle se echaron centenares de personas para ver la petalá a la Virgen de los Dolores en la bajada del Mesón hacia el Ayuntamiento, para ver subir sobre los pies a Jesús Nazareno en la calle San Pedro o para ver la oración de ambas imágenes ante las hermanas carmelitas de San Pedro.
Lo que si es cierto es que centenares de personas, venidas de fuera, del mismo pueblo y de distintos puntos gracias a los medios de comunicación y a las redes sociales, pudieron contemplar, un año más, la idiosincrasia pura del pueblo, el amor que derrocha por sus imágenes titulares y el cariño con el que se les quiere, se divulga la fe y se muestra a los demás.
Vivamos, una vez más y cientos más Viernes Santo iguales.