Crónica de Manu Rangel y galería fotográfica de la tarde-noche del Viernes Santo en Osuna
Tiene la tarde-noche del Viernes Santo una magia especial por mezclar en ella de forma singular los matices del dolor y la belleza.
A las ocho de la tarde, las hermandades de la Pax y Quinta Angustia comenzaban su Estación de penitencia. Aun lucía el Sol cuando la cruz de Guía de ambos cortejos cruzaba el umbral de lo Templos para regalarnos, una vez más, la belleza de sus salidas.
Silverio Ortiz, capataz del Cristo de la Pax, mandó a sus costaleros de forma sublime para que la imagen del Señor repartiera a su paso la Paz que tanto necesita el mundo, mientras sonaban las Cornetas y los Tambores de Nuestra Señora de Gracia de Carmona. Tras Él, podía escucharse la voz de Eduardo Rodríguez, convertido en los ojos y el corazón de los 28 valientes que portan a la Santísima Virgen en su Mayor Dolor. Mientras pasaba por la puerta del Centro de Salud, como símbolo de cercanía al dolor humano, nuestra querida Banda de Música de Osuna acompañaba con sus sones tan magnífica estampa.
Mientras tanto, en calle Sevilla, en Hornillos y Gordillo las luces se apagaban y las voces se desvanecían. Una campana era preludio de lo que se acercaba: una procesión solemne para Honrar la eterna de una Madre con su Hijo inerte entre sus brazos. El rachear de los costaleros crecía conforme el majestuoso paso de la Quinta Angustia atravesaba las estrechez de Hornillos, como siempre, majestuosamente salvada por su capataz, Francisco Javier Mata Villar. La Capilla Musical “Pasión” y la Coral “Música Sacra Hispalense” fueron las encargadas de ahondar en el recogimiento y la sobriedad que esta Hermandad derrocha en la calle.
Durante la Estación de Penitencia, la Hermandad de la Pax pudo lucir la restauración de Cruz de Guía, con relicario de San Francisco de Asís, San Roque y Santa Lucía; el dorado de los candelabros del Cristos así como la restauración de seis candelabros en el paso de palio. Pero sobre todo, debemos destacar y dar la enhorabuena a la Hermandad por integrar en el Paso de Cristo una nueva imagen de Santa María Magdalena, que no hace sino embellecer y evangelizar a un tiempo, dando mayor realismo al momento de la Pasión que este paso representa.
De vuelta por la carrera, la Quinta Angustia volvía a su Templo, donde el toque de su nuevo llamador indicó el final de su Estación de Penitencia. Más tarde, ocurriría lo mismo en Consolación, donde la Virgen del Mayor Dolor y el Santísimo Cristo de la Pax, arriaron sus pasos tras el increíble esfuerzo de su entrada.
Tiene Osuna un joyero al que llamamos Semana Santa y es la noche del Viernes Santo una de sus joyas más preciadas.
Manuel Jesús Rangel Torrejón.
